Cuando tu meta es adelgazar
Creer que adelgazar puede ser una meta de vida. Algo tan básico, tan absurdo, y sin embargo, esa es mi vida.
No comer para adelgazar. Vomitar para adelgazar. Sufrir, herirme, desaparecer… todo para adelgazar.
Me lo dicen todo el tiempo: “Cambia tus metas. Aspira a algo más importante.”
Pero aquí estoy.
Y esta es mi meta. Esta es mi vida.
¿Desde cuándo empezó esto?
Hace años.
Tal vez desde el momento en que comencé a odiar mi cuerpo. Y al odiar mi cuerpo, comencé a odiar todo lo que soy. Lo que era. Lo que me estaba convirtiendo.
El problema es que nunca es suficiente.
Siempre quiero más.
Más delgadez. Más vacío.
Y aunque mi cuerpo ya no puede más, aunque grita y suplica… yo sigo.
Porque no importa el dolor.
No importan las consecuencias.
Solo importa una cosa: adelgazar.